Italia.- 8 de Mayo de 2025 Robert Francis Prevost fue elegido como el nuevo papa de la Iglesia Católica. El norteamericano -con pasado misionero en Perú- se hará llamar León XIV. El anuncio generó un estallido de júbilo entre los miles de presentes en la Plaza San Pedro del Vaticano, donde se esperó con expectativa el anuncio de quien sucedería al último Pontífice, Francisco, el argentino Jorge Bergoglio.
Vivió en Perú durante la década del 80 donde comandó la misión de Chulucanas. Tras un breve período fuera de ese país, retornó en 1988 a Trujillo hasta 1999, cuando retornó a Chicago, su ciudad natal. En 2015 recibió la nacionalidad de la patria sudamericana.
Prevost era -tras la muerte de Francisco-, el prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina desde enero de 2023. Fue nombrado cardenal por el último pontífice el 30 de septiembre de 2023.
Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, hijo de madre de ascendencia española, ingresó al noviciado de la Orden de San Agustín (OSA) en 1977 e hizo sus votos solemnes en 1981.
Cuenta con una amplia formación académica que incluye una licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova, una maestría en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago, y una licenciatura y doctorado magna cum laude en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma. Su tesis doctoral versó sobre El papel del prior local de la Orden de San Agustín.
En 1987 fue elegido director de vocaciones y director de las misiones de la provincia agustiniana de ‘Mother of Good Counsel’ de Illinois y en 1988 fue enviado a la misión de Trujillo como director del proyecto de formación conjunta de aspirantes agustinos en los Vicariatos de Chulucanas, Iquitos y Apurímac. Allí sirvió como prior de la comunidad (1988-1992), director de formación (1988-1998) y maestro de profesos (1992-1998). En la archidiócesis de Trujillo fue vicario judicial (1989-1998), y profesor de derecho canónico en el Seminario Mayor “San Carlos y San Marcelo”.
En octubre de 2013 regresó a Chicago para ejercer de nuevo como maestro de los profesos y vicario provincial, funciones que desarrolló hasta el 3 de noviembre de 2014, cuando el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis peruana de Chiclayo, elevándolo a la dignidad de obispo y asignándole la diócesis titular de Sufar. Fue ordenado obispo el 12 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, en la catedral de su diócesis. Y, en marzo de 2018 fue nombrado segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
En 2019, Francisco lo designó miembro de la Congregación para el Clero en 2019 y de la Congregación para los Obispos en 2020, además de administrador apostólico de la diócesis del Callao. Fue en 2023 cuando fue designado prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
Es miembro de siete dicasterios del Vaticano, así como de la Comisión para el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que ha sido interpretado como un indicio de la confianza del Papa Francisco en el purpurado.
Fumata blanca
Finalmente, la fumata blanca se había hecho presente en el Vaticano este jueves de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina, señal que los 133 cardenales encerrados en su interior habían logrado escoger al sucesor del papa Francisco en el segundo día del cónclave.
Los 1.400 millones de católicos del mundo deberán esperar ahora el inminente anuncio “Habemus papam” desde el balcón de la basílica vaticana de San Pedro y la aparición del 267º pontífice de la Iglesia católica.
Con el inicio de las votaciones de la tarde, los fieles comenzaron a regresar a la Plaza de San Pedro, reanudando la vigilia con renovada expectativa. A pesar de la segunda fumata negra emitida por la mañana, muchos manifestaron su deseo de presenciar en directo un posible desenlace en las rondas vespertinas del cónclave.
La plaza, que horas antes había quedado parcialmente vacía, empezó a llenarse nuevamente con peregrinos, turistas y ciudadanos romanos atentos a cada movimiento dentro del Vaticano.
Tercer Papa elegido en mayo
En la extensa historia de la Iglesia Católica, solo dos Papas habían sido elegidos durante el mes de mayo, un hecho poco frecuente en los registros de los cónclaves.
El primero fue en 1342, durante el periodo conocido como el cautiverio de Aviñón. El cónclave se inauguró el 5 de mayo en la residencia papal de Provenza, y tras solo dos días de deliberaciones, el cardenal Pierre Roger fue elegido Sumo Pontífice, adoptando el nombre de Clemente VI.
Su pontificado, que se extendió hasta 1352, se caracterizó por un fuerte impulso cultural, una política internacional activa y la adquisición de la ciudad de Aviñón, que pasó a ser propiedad de la Santa Sede.
El segundo caso ocurrió en 1605, cuando el cónclave se inició el 8 de mayo. Tras veintisiete votaciones, el cardenal Camillo Borghese fue elegido Papa bajo el nombre de Pablo V.
Su gobierno eclesiástico, entre 1605 y 1621, marcó un periodo de afirmación del poder temporal y espiritual de la Iglesia, en plena época de la Contrarreforma.
DISCURSO
La paz esté con todos vosotros. Queridísimos hermanos y hermanas. Este es el primer saludo de Cristo resucitado que ha dado la vida. El Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. Yo también querría que este saludo entrase en nuestro corazón y llegase a vuestras familias, a todas las personas, estén donde estén. A todos los pueblos, a toda la Tierra. La paz esté con vosotros.
Esta es la paz de Cristo resucitado. Una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios. Dios, que nos ama a todos de manera incondicional. Aunque ahora, nosotros aquí seguimos conservando en nuestros oídos esa voz débil, pero siempre valiente, del Papa Francisco que bendijo a Roma.
El Papa que bendijo a Roma daba su bendición al mundo, al mundo entero. Esa mañana del día de Pascua. Permitidme seguir esa bendición. Dios nos quiere. Dios nos ama a todos. Y el mal no prevalecerá. Todos estamos en manos de Dios.
Por lo tanto, sin miedo Mano a mano, unidos hoy de la mano de Dios y entre nosotros, avancemos hacia adelante. Seamos discípulos de Cristo. Cristo te precede. El mundo necesita su luz. La humanidad necesita de él como el puente para ser alcanzada por Dios y por su amor. Ayudadnos también a ser vosotros, los unos con los otros, a construir puentes con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un único pueblo siempre en paz. Gracias al Papa Francisco.
También quiero dar las gracias a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro y caminar junto a vosotros como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo. Sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros.
Soy un hijo de San Agustín. Agustiniano. Que dijo “Con vosotros soy cristiano y por vosotros obispo”. En este sentido podemos todos caminar juntos hacia esta patria que nos ha pereparado Dios.
A la Iglesia de Roma, un saludo especial. Debemos comenzar juntos una iglesia misionera. Una iglesia que construya puentes de apertura y de diálogo siempre abierta a recibir. Como esta plaza, con los brazos abiertos a todos. Todos aquellos que necesitan caridad. Nuestra presencia, el diálogo y el amor.
Y se me permiten, también una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida Diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo.
A todos vosotros, hermanos y hermanas, de Roma, de Italia, de todo el mundo. Queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cercanos, sobre todo a aquellos que sufren.