RINCÓN BEISBOLERO | EVOCANDO A ÁNGEL MACÍAS

Por José Carlos Campos

6 de Agosto de 2025

 

Fue Un jueves por la noche, el duelo estaba pactado a iniciar a las 8 de la noche y se esperaba una gran asistencia, convocada por lo que sería el duelo entre los visitantes Naranjeros de Hermosillo y su gran equipo y los locales Tomateros de Culiacán. Fuimos al estadio conducidos por nuestro amigo y vecino Jesús López Vega, irredento aficionado de los guindas.

Ver en acción a aquellos Naranjeros era el atractivo, con don Héctor Espino a la cabeza, Celerino Sánchez, Sergio Robles, Zoilo Versalles…el show estaba garantizado.

Esa noche inició por los Tomateros el norteamericano Dick Seminoff y su antagonista sería el chihuahuense Eduardo Acosta quien aguantó el duelo durante cinco entradas que caminaron sin anotar ninguna escuadra, fue un tenso empate a ceros.

Y lo era porque en el cuarto rollo, vino la gran jugada: con Espino al bat, Seminoff le puso una bola franca, el supermán hizo el swing asesino y sacó una línea muy a su estilo, fuerte, vitaminada, que no se elevó mucho por el prado izquierdo, cuyo guardián a la defensiva lo era el aún joven aguascalentense, regio adoptivo, Angel Macías.

Macías le corrió bien a la pelota, era poco cargada al central, parecía que la pelota se iría tras la barda chica (apenas un metro veinte-treinta de altura) y a punto ya de cantar el jonrón, Macías estira el guante y realiza el engarce, quedando su cuerpo suspendido sobre la barda de madera en ese entonces.

En el estadio se escuchaba el audio de la transmisión de radio, la voz del maestro Agustín de Valdez resonó entonces: “¡Se quedó con ella, Macías la engarzó, es un atrapadón!”.  Se desató el júbilo en las graderías, había sido una de esas jugadas de las que se dicen que “valieron el boleto”.

Apenas eso nos forzó a dejar de juntar corcholatas de refresco para colocarlas en los vasos encerados en los que se servían las bebidas, pero tuvimos la fortuna de apreciar y disfrutar la atrapada de Macías.

DESPEDIDA– Ese es el recuerdo que de inmediato nos llegó a la mente hace unos días al enterarnos de la noticia del fallecimiento de Macías, el nunca olvidado héroe de las ligas infantiles que en 1957 lanzara como pitcher un juego perfecto en Williamsport.

Resulta curioso que a su paso por el profesionalismo siempre fuera citado por lo que había logrado años antes, cuando muy jovencito, que hoy poca gente atine a citar algún logro o proeza en la pelota de paga, todo parece quedarse anclado en aquel 1957.

Participo con Sultanes y Broncos en la LMB y con Naranjeros y Tomateros en la LMP, recorridos que parecen haber sido en silencio, con poco brillo que para eso, lo de Williamsport bastaba.

Se puede aceptar que a su muerte a Macías se le califique como “leyenda” del béisbol infantil, como un obligado referente y que sea citado, así como al resto de sus compañeros del ´57, como Pequeño Gigante.

Nos quedamos con esa sensación, de haber visto en acción a una leyenda que se mantuvo en el profesionalismo con el lustre que arrastraba desde los 12 años del campeonato de Williamsport.

Descanse en paz, Angel Macías.

CARRUSEL– La estrategia en boga en la pelota pareciera ser que para ser manager duradero solamente se necesita ser campeón y subcampeón, que esa sea el antecedente que se cheque parta contratar y para el resto, lo mejor es contratar un timonel que inicie y tener a la mano 5 o seis coaches de los cuales emerjan uno o dos que estén aptos para convertirse en relevos y presentarse como managers interinos.

Se termina el rol regular de la temporada 2025 de la L(a)MB y lo relevante, lo que señala la campaña (/ni modo) es citar que este año han sido ¡19! los cambios de manager en la L(a)MB, cifra que casi alcanza al total de los 20 equipos en competencia.

Cero cifras, cero estadísticas, cero asuntos por boletinar: citar que los clubes acudieron al “resultismo” y a ocho de ellos les tronó el cohete en las manos.

¿Quién habla de proyectos cuando lo mejor, y más barato, es reciclar gente en el mando. Poner paja para entretener.

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