Por: José Carlos Campos
20 de Junio de 2025
LUSTRE- Ya hasta nos resulta obvio establecer como preámbulo para esta columna, como especie de advertencia, que este columnista se declara muy poco fan, digamos que casi nada, de lo que llaman Juego de Estrellas, innovación que se llegó a Grandes Ligas hace muchos años para actuar desde su inicio como una especie de entretiempo en el rol regular.
La modalidad llegó a México desde hace también décadas y del entusiasmo por la novedad, lo atractivo de los formatos en que se ha presentado, arriba al cansino y poco lucidor escenarios en que se desenvuelve. Juego que ahora parece armado para el solaz de periodistas y seguidores afines que suele que poco revelen de lo que acontece pero que se usa para inundar las redes sociales de fotos, predominando las ‘selfies’ que son especie de testimonio: “yo estuve aquí”.
Ya se anunció el juego de Estrellas de la Liga (antes) Mexicana de Béisbol, que
se llevará a cabo el domingo 29 de junio en la ciudad de México, en el aún flamante estadio “Alfredo Harp” y digamos que por lo menos el escenario luce ideal, además que se aprovechará que hoy en día (¿quién lo diría hace años?) es la plaza en donde se registran las mejores asistencias en la liga.
Aparece en el horizonte como una especie de bálsamo en una temporada que ha lucido con tonos acentuadamente grises y que se espera sea un grito de “hey, véanme” ante el sopor de su desarrollo.
DUDA– El formato elegido para este año es un engañoso “mexicanos contra extranjeros” que suena hasta chocante mencionar ahora que la LMB se distingue y caracteriza porque cada club puede llenar su roster hasta con 20 extranjeros resultando así que resulte más fácil armar el cuadro de foráneos que el de los aztecas, que hoy en día son minoría. ¡ah, cómo han cambiado los tiempos!
Lo otro es señalar que se sabe que desde hace tiempo la fórmula para elegir a los peloteros convocados semeja más que nada un concurso de popularidad y quine obtiene más votos, es elegido, no importando las cifras con las cuales llega como supuestos méritos. Así es ya la tradición.
Sale sobrando decir que todos, sí todos, de los jugadores de cuadro convocados al quesque clásico están bateando promedios de .300 o más, dejando atrás eso de que las 300 milésimas eran la cifra “mágica”. Vamos, que en este año se podría decir, casi como broma, que hasta los batboys y masajistas le están “arreando” a la pelota.
MÁS DUDAS– Apegados al carácter de casi opositor a este tipo de juego, nuestra pregunta (inocente, claro) es ¿se puede realizar un juego de estrellas sin la presencia de jugadores estelares? Y no es pregunta capciosa, conste.